martes, 28 de abril de 2015

La partícula de Dios


La partícula de Dios (también conocida como el bosón de Higgs) es un tipo de partícula elemental con un papel fundamental en el mecanismo que origina la masa de las partículas elementales. Es la partícula asociada al llamado campo de Higgs, especie de continuo que se extiende por el espacio formado por incontables bosones de Higgs. La masa de las partículas estaría causada por una "fricción" con el campo de Higgs: las partículas con una mayor fricción con este campo tienen una masa mayor.

La partícula de Dios era la pieza que faltaba por descubrir del Modelo Estándar de Física de Partículas, teoría que describe las partículas elementales y sus interacciones. Este modelo, comprobado por multitud de experimentos, no podía explicar el origen de la masa. Sin masa, el Universo sería un lugar muy diferente: si el electrón no tuviera masa no habría átomos, con lo cual no existiría la materia como la conocemos, no habría química, ni biología ni existiríamos nosotros mismos.

La explicación basada en el campo de fuerza y su bosón asociado se postuló en los años 60 por un grupo de físicos entre los que se encontraban el británico Peter Higgs y el belga François Englert.

La partícula de Dios no se puede observar directamente, ya que se desintegra casi inmediatamente. Hay que producirlo en aceleradores de partículas y reconstruirlo a partir de las partículas producidas en su desintegración. Según la famosa ecuación de Einstein, la energía y la masa son caras de una misma moneda, por lo que se construyeron aceleradores más grandes y poderosos para producir partículas más pesadas. El LHC es la culminación de esta "escalada energética". 

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